En México el gasto de salud per cápita es uno de los más elevados a nivel mundial, debido a que el 41.4% de la inversión proviene directamente del bolsillo de las familias. Un claro ejemplo de las consecuencias de este fenómeno, es la poca o nula inversión en el cuidado de la higiene bucal, el cual sólo capta el 1.5% del gasto familiar. 

 

Sin duda el gasto de bolsillo es la manera más arriesgada e ineficiente de invertir en salud debido a que no existe ningún plan de emergencia cuando los imprevistos o accidentes suceden, elevando la desestabilidad económica en caso de enfrentar una enfermedad crónico-degenerativa o cualquier otro padecimiento. En estos casos se recurre a tomar acciones desesperadas con el fin de solucionar la urgencia como pedir a algún préstamo, vender el auto, bienes de su patrimonio o incluso hipotecar un inmueble, decisiones que más adelante traerán mayores preocupaciones. 

 

En el caso contrario, al contar con una póliza de salud, el gasto puede compensarse poco a poco, ya que se tiene un respaldo de inversión y por supuesto mayor tranquilidad para enfrentar la situación de una manera más consciente y preparada. 

 

La poca cultura de la prevención en México es un factor importante por el cual las familias se enfrentan a mayores problemas en caso de una emergencia, atentando contra su bienestar y estabilidad financiera. Sin duda, es elemental trabajar socialmente en la responsabilidad y compromiso de contar con una actitud proactiva para emprender acciones de prevención en caso de una fatalidad. 

 

En este panorama, el incremento de la inserción de Seguros es la estrategia más óptima para que los recursos financieros se destinen al trato de emergencias y padecimientos de salud de una manera más estratégica y beneficiosa para ambas partes del servicio. 

 

Fuente: elasegurador.com.mx