Desde que los seguros existen, han sido una herramienta invaluable para resarcir los daños provocados por todo tipo de eventos catastróficos, lo que deja muy claro la importancia de contar con ellos en caso de que suceda algún siniestro. Lamentablemente en nuestro país la mayoría de las personas y empresas no cuentan con un seguro.

 

Los eventos originados por la crisis sanitaria mundial son un claro mensaje para las aseguradoras y reaseguradoras de la importancia de tener una gran disciplina en materia de suscripción. Para ello, es importante realizar ciertas acciones en relación con el tratamiento de los riesgos: calcular correctamente las cargas de siniestros, contar con modelos claros, establecer los gastos y saber cuándo es necesario decir que no a ciertos riesgos. Hacer una mala suscripción, implica dejar a la suerte el hecho de que el monto a indemnizar, no sobrepase la capacidad económica del sector.

 

En una industria de seguros como la nuestra, la importancia del reaseguro es incalculable. Un claro ejemplo de ello es que el sector reasegurador mundial pagó el 95% de las pérdidas que trajo consigo el terremoto de hace tres años. Además, el 75% de la prima mundial del reaseguro se concentra en 10 reaseguradores, un número muy pequeño, pero sin duda muy solvente.

 

La existencia a largo plazo de las grandes organizaciones dependerá mucho de la disciplina que tengan en la suscripción y de la adaptación correcta al mundo digital, porque aquellas que se aferren a la tradición, no lograrán sobrevivir a lo que se avecina.

 

Las catástrofes recientes han generado un incremento en las tarifas y en las condiciones de capacidad de reaseguro, por lo cual es muy probable que en el futuro próximo observemos con mayor asiduidad fusiones y adquisiciones derivadas de eventos catastróficos.

Fuente: elasegurador.com.mx