La enorme demanda de clientes y la pandemia han dejado muy clara la necesidad de que las personas cuenten con un seguro de Vida y el sector se encuentra ante una doble oportunidad: resolver puntualmente las crecientes necesidades de los usuarios y regresar a la rentabilidad y el crecimiento constante. Para lograr sus objetivos, el sector asegurador debe superar tres áreas clave para la próxima década: personalizar la experiencia del cliente, desarrollar soluciones adecuadas a la normatividad y con fáciles tasas de interés, y reinventar habilidades.

 

Según datos de Mckinsey, en el futuro próximo debe allanarse el camino hacia una gestión de salud con objetivos muy específicos, pues los aseguradores tendrán un papel más protagónico en la salud de los clientes, a medida que se modifique el promedio de vida y cambien las tendencias de salud. La tecnología será fundamental en esta transición, debido a que la gran cantidad de datos disponibles y los numerosos dispositivos conectados, seguirán facilitando a las compañías el papel activo en la salud de sus clientes.

 

Con toda la información que disponen las aseguradoras, tienen la posibilidad de proporcionar recordatorios y notificaciones personalizadas a sus clientes, acerca de su dieta, control de enfermedades, citas médicas, etc. Si las compañías ofrecen personalización, es casi seguro que los clientes estarán dispuestos a compartir con ellas todos sus datos.

 

En los próximos años, la industria será testigo de la aparición de nuevas coberturas y un aumento en la flexibilidad de pago; además, los nuevos productos pueden ayudar a disipar las preocupaciones económicas de las personas, lo que incrementará su deseo de aumentar coberturas y primas.

 

Si el sector quiere asegurar su crecimiento en los próximos 10 años, requiere de nuevos talentos, estrategias innovadoras y una fuerza laboral apuntalada por las habilidades del futuro.

 

Fuente: futurelatam.inese.es