La gente no se asegura por diferentes motivos, pero el principal es por los productos en sí mismos, a pesar de que la mayoría cree que no lo hace por su nivel de educación o por la sofisticación del mercado. La propuesta de valor tradicional no atiende adecuadamente a todos los segmentos de la población, porque no pone en el centro a las personas sino a los productos. Si toda la industria pusiera en el centro de todo a la gente habría una inevitable evolución y una correcta respuesta a todas las necesidades de los clientes.

 

En nuestro país, solo el 6% de la población cuenta con un seguro de salud y más de 20 millones de personas no tienen acceso a la salud pública, lo cual representa un grave problema financiero y de salubridad, porque si alguien se enferma costea su padecimiento de su propio bolsillo o endeudándose. Por ello, es urgente modificar los hábitos tanto de los usuarios como de las compañías.

 

Para que el sector cumpla con su compromiso social de promover la cultura de la prevención y asegurar a la mayor cantidad de personas, debe entender todos los segmentos del mercado y convertir al seguro en un producto totalmente inclusivo al que cualquiera pueda acceder. La innovación y el emprendimiento son fundamentales para generar un cambio verdadero.

 

Aunado a lo anterior, crear ecosistemas digitales adecuados permitirá entender mejor las necesidades de cada segmento y personalizar al máximo el seguro para ofrecer soluciones rápidas e inclusivas. Si las aseguradoras dejan de verse como rivales, comparten estos ecosistemas y colaboran como aliados en beneficio de todo el sector los resultados serán más que positivos.

 

El ambiente es el adecuado para elevar la penetración del seguro, porque la pandemia generó una gran conciencia y sensibilización, lo que ha provocado que más gente considere asegurarse.

 

Fuente: elasegurador.com.mx